- En el Servicio Médico Forense de Culiacán hay más de 2,000 restos sin identificar desde el 2020, pero 400 de estos fueron ingresados en los últimos 2 meses
- El Semefo ha tenido que recurrir a fosas comunes, funerarias y otras instituciones privadas para la conservación de cadáveres.
(Información de portal La Silla Rota y La OpinionLA, imagen de Eduardo Verdugo/AP).
La ciudad de Culiacán, que durante décadas ha sido el principal centro de operaciones del Cártel de Sinaloa, vive una sangrienta guerra protagonizada por el grupo de Los Chapitos en contra de los aliados de Ismael Zambada Sicairos, alias “Mayito Flaco”.
Si bien los habitantes de la capital sinaloense estaban acostumbrados a convivir con la presencia del narcotráfico, desde hace poco más de dos meses la situación cambió y se volvió mucho más violenta, con enfrentamientos armados, secuestros y personas ejecutadas a diario.
Esta situación también se ha hecho evidente en las instalaciones del Servicio Médico Forense (Semefo) de Culiacán, donde hay más de 2,000 restos que permanecen sin identificar desde el año 2020, pero 400 de estos fueron ingresados desde el pasado mes de septiembre hasta ahora.
Esto mantiene prácticamente colapsado al Semefo, el cual ha tenido que recurrir a fosas comunes, funerarias y otras instituciones privadas contratadas para la conservación de cadáveres, según informó el sitio La Silla Rota.
Además de los cuerpos abandonados en las calles de Culiacán o que las autoridades recogieron luego de enfrentamientos armados, se suman los restos encontrados en fosas clandestinas descubiertas por familiares de personas desaparecidas.
De acuerdo con María Isabel Cruz Bernal, líder del grupo de madres buscadoras “Sabuesos Guerreras”, el Semefo de Culiacán se ha visto rebasado y, aunque se han logrado identificar a algunas personas a través de huellas dactilares, cientos de cuerpos permanecen sin poder ser entregados a sus familias.
“No queremos que los hallazgos queden almacenados en el Semefo, la acumulación de cuerpos es cada vez más alarmante”, sostuvo la activista.
En entrevista con La Silla Rota, Cruz Bernal aseguró que la identificación de las víctimas de muertes violentas tarda hasta cuatro años, mientras que sus familias siguen su búsqueda.
Explicó que una vez que se encuentra el cuerpo de una persona o restos humanos, el trabajo siguiente es que este sea identificado para que finalmente sea entregado a sus familiares, pero la autoridad se ve rebasada.
