Con tijeras y un espejo en la banqueta, Xóchitl reinicia su estética y su vida después del 19-S

 

 

– La solidaridad de los vecinos le permite salir adelante.

Xóchitl tenía su estética en el estacionamiento del edificio de Niños Héroes 173, donde vivía su madre, la única víctima del sismo en el lugar. Tras el 19S decidió retomar su trabajo ahora a unos metros de donde estaba su negocio.

En los últimos 10 días la rutina de Xóchitl de la Paz, de 44 años, ha cambiado. Antes de mediodía va a la casa de su vecina por un carrito de mandado donde tiene tijeras, la máquina de rasurar, pinzas y un espejo. Luego pasa a un taller mecánico donde guarda una sombrilla y cuatro sillas.

El mecánico también le presta un rin de auto que sirve como base para la sombrilla. La instala, luego cuelga un espejo en las tablas que cubren el terreno donde antes había un edificio de cuatro pisos, en la calle Niños Héroes 173, pero que colapsó durante el sismo del 19 de septiembre pasado.

Desde hace año y medio, en ese edificio, Xóchitl comenzó a instalar su estética en una parte del estacionamiento. Ya tenía muebles y los instrumentos suficientes. Antes había sido empleada administrativa, que le demandaba horario de tiempo completo más horas de traslado, por eso su madre, María Salomé López, de 74 años, le recomendó buscar otro empleo para que tuviera tiempo de cuidar a su hijo de 10 años porque ella ya no podía, estaba cansada.

Así lo hizo y en los siguientes meses se hizo de clientela suficiente para sostenerse económicamente y tiempo para estar con su familia. En la colonia muchos vecinos conocían bien a Xóchitl, por eso es que tras el derrumbe, puso una cartulina en la pared del edificio contiguo con un mensaje: “Mi hijo y yo estamos bien, les agradezco sus mensajes de aprecio”.

La madre de Xóchitl vivía en el departamento 202 desde hacía cinco años, apenas estaba pagándolo. El día del temblor estaba ahí y no pudo salir. El inmueble se colapsó en segundos. La ayuda fue inmediata y aún la rescataron con vida entre los escombros, la trasladaron al hospital, pero falleció momentos después. Fue la única víctima mortal en ese edificio, ninguno de sus vecinos estaba en casa a la hora del temblor.

Xóchitl y sus dos hermanas rentaron un departamento en Iztapalapa, aunque les queda lejos de la escuela y sus empleos, pero “fue lo que alcanzó con nuestro presupuesto”, dice. En la colonia Niños Héroes las rentas oscilan entre 7 mil y 8 mil pesos, en cambio, en el oriente pagan 5 mil 500 mensuales.

Las hijas de María Salomé aún no han resuelto qué pasará con la deuda de la propiedad, ni ninguna autoridad se ha acercado con ellas ni con los siete vecinos más que perdieron sus departamentos. Aunque Xóchitl no vivía en ese edificio, aboga por los que fueron vecinos de su madre: “Había ocho propietarios aquí y están pasando por una situación difícil, contaban con una casa propia y de repente no tienen nada”.

Ella decidió regresar porque cortar el cabello es su forma de ganarse la vida y después del shock por la pérdida de su madre, “tenía que reactivar mi economía” y no sólo esperar la ayuda del gobierno, dice Xóchitl mientras corta el cabello de su primer cliente del día.

Al principio, sus vecinos le propusieron que hiciera servicios a domicilio, pero luego se le ocurrió que en la calle podía atender, aunque las condiciones no fueran las mejores, pero confío en que llegarían clientes.

Y así fue, sobre todo gracias a la difusión de su caso en redes sociales. Desde la semana pasada alguien subió su fotografía y los datos para ubicarla en Facebook, alguien más la compartió y así se ha viralizado. Ahora Xóchitl no se da abasto. Desde medio día y hasta las 19 horas atiende a una persona tras otra. Los 35 pesos que cobra por cada corte le está ayudando para retomar el camino.

Xóchitl agradece el apoyo a través de su trabajo, pero aún más las muestras de solidaridad. “Una señora de 75 años venía caminando desde Viaducto y no encontraba la dirección, pero lo único que quería es darte un abrazo”, cuenta.

No se trata de la ayuda económica que una persona pueda ofrecer sino del hecho de que digan ‘ánimo, yo te apoyo’. Eso, dice, es lo más importante.

 

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