De maletero a empresario, la cultura del esfuerzo le enseño a corresponderle a la sociedad.

  • Mazatlán es tierra de gente buena y agradecida a la que debemos de apoyar de corazón.
  • Fracasado es aquella persona que no se levanta a seguir adelante.

Redacción.

(Primera Parte)

Nacido en Mazatlán, concretamente por Avenida del Mar, en el llamado Seguro Viejo;  conoce lo que es la cultura del esfuerzo.

Los abuelos maternos son oriundos de la zona rural, allá por la comunidad de Cerritos, hoy prácticamente en la parte urbana de la ciudad; por el lado paterno de Ciudad de México.

Su hoja de vida y crecimiento personal no ha sido fácil: paquetero, maletero, criador de puercos, pequeño comerciante y hoy empresario.

“El 25 de junio llego al quinto piso, a los cincuenta años; profesional y personalmente maduro y con la mira puesta en seguir mejorando, apoyando y trabajando por Mazatlán, un destino precioso al que presumo mucho cada vez que salimos; un destino donde aprendimos a caminar, comer, ir a la escuela, a desarrollarnos, a trabajar…”.

Es la voz del empresario Guillermo Romero Rodríguez; en interesante charla con DEB, Océano Noticias y Por La Libre Noticias.

Vaya y comparte los recuerdos de un Mazatlán que navegaba entre lo urbano y lo rural; ese Mazatlán donde todos se conocían; y, el actual con una expectativa de crecimiento y modernización constante pero donde todavía vive gente de corazón.

  • Y, hablando de “Gente de Corazón” como surge esta fundación?, se le pregunta.

“Surge desde hace muchos años. Siempre hemos hecho gestión; pero fue hace 12 años cuando empezamos a formalizar este movimiento. Yo fui presidente de la Canaco en el 2010 y fue ahí donde aprendimos a servir, hacer gestión y atender. Fue ahí donde me invitaron por primera vez a ir al Cereso y festejar a las madres. Había una comisión de mujeres que llevaban asistencia social como corte de pelo, atención, enseñarles algunos oficios y a partir de esa ocasión nos empezaron a invitar año con año.”

Ha sido una labor ininterrumpida, incluso en los tiempos de la pandemia ; un fenómeno –señala-que cambió la vida de toda la sociedad.

Aunque no nos atrevamos a decirlo, pero creo que todos tenemos un familiar, conocido, amigo o compañero que se nos fue en esta pandemia histórica.

Un grupo de amigos, ante esta situación de confinamiento, acudían a varios domicilios a tocar la puerta y dejar apoyo alimenticio, algo que respondían de manera muy emotiva.

“Y así nació Gente de Corazón, amigos que empezamos a ampliar nuestra ayuda, a entregar a la sociedad algo de lo mucho que hemos recibido. Atender sus necesidades. Algo de lo mucho que me ha llamado la atención en las jornadas es como acuden personas con sus mascotas a esterilizarlas, a que se les atienda y eso te dice como las mascotas forman parte de nuestras familias. También como escucha y se es parte de historias de vida

Memo Romero explica que el grupo de amigos está conformado por psicólogos, especialistas, abogados, médicos, trabajadores sociales y de muchos otros oficios que dedican parte de su tiempo generosamente.

Por ejemplo, dice, en Mazatlán hay un serio problema de certeza jurídica y tenencia de la tierra y muchas personas se han acercado a apoyarnos en la gestión para la regularización de este tipo de situaciones.

  • Hay alguna historia de vida que te haya impactado?.

“Muchas –responde- en la pasada jornada en El Conchi conocí a una pareja de 65 y 64 años de edad. La señora anda en silla de ruedas y trae problemas de salud y su pareja un problema de visión de solamente el cinco por ciento. ‘Yo soy los ojos de mi pareja’ nos dijo; y eso te impacta y es ahí donde debemos de entregarnos más en atender a estas personas que han sido abandonadas por políticas públicas y de gobierno”.

  • ¿Qué falta por hacer, que hay que cambiar en Mazatlán?.

Mazatlán ha vivido muchas etapas y de esas etapas que me ha tocado vivir hubo épocas de oro; cuando era maletero de un hotel ganábamos muy bien porque había mucho turismo extranjero que luego se nos fue a Los Cabos y se vino una etapa muy difícil donde solamente teníamos turismo en ciertos periodos vacacionales; no había turismo de fines de semana y había ocupaciones del diez por ciento. Entonces en esas temporadas teníamos que ahorrar para esas temporadas del piojillo; recuerda.

Luego en el año 2007 se vino la crisis de seguridad en el puerto, que incluso orillo al retiro de los cruceros al ser considerado nuestro puerto un destino inseguro. Incluso el turismo nacional no quería venir. Hubo mucho esfuerzo para cambiar ese estado de cosas, agrega.

Guillermo Romero resume que a partir de la apertura de la carretera Mazatlán Durango es cuando Mazatlán como destino cambió para bien, hay temporadas buenas prácticamente todo el año; y para cuidarlo hay que regular muchas cosas como es el tema del ambulantaje descontrolado, la calidad y la calidez de los servicios.

Yo estoy visualizando un mayor potencial de crecimiento y debemos de prepararnos y cuidarlo”.

Memo Romero recuerda su primer trabajo en los tiempos de primaria como paquetero en la hoy llamada Casa Ley, porque siempre le ha gustado traer un peso en la bolsa y no le gustaba pedir dinero a su madre. Señala que aún mantiene relaciones de amistad con varios de aquellos compañeros paqueteros quienes hoy son profesionistas y nunca han dejado su relación personal. Posteriormente trabajo en un taller mecánico ubicado en la zona de la Cervecería del Pacífico; hasta llegar al ámbito turístico como maletero, telefonista, bell boy y recepcionista; luego quiso incursionar en el negocio porcino en un giro de 180 grados.

“En aquellos tiempos, hace más de 30 años, conviví con muchos ganaderos. En el rastro de Urías se manejaba por sorteo de la matanza. Uno de mis clientes fue precisamente Casa Ley, Conasupo y otras cadenas, huno un momento en que el negocio bajó y decidí regresar al turismo y la hotelería.”

En relación a lo que se debe de cambiar está –retoma- el ser facilitadores de toda aquella persona que desea emprender un negocio; que los trámites no se conviertan en un via crucis o asuntos engorrosos: una piedra enorme.  Y el emprendedor si fracasa hay que volverse a levantar.

Ojala y cambiemos porque si somos facilitadores va a haber más empresas, una economía más sana, más empleos…

(Continuará).

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