- Preparan la exposición “Paisajes y Memoria” de Martha Romero.
- Sonó fuerte el mariachi con el tenor Carlos Osuna.
- La pregunta de Pepito.
TEATRO.- Este martes 19 de septiembre durante el segundo día de actividades del Tercer Encuentro de Danza de Mazatlán, la Compañía Danza Joven de Sinaloa presenta “Días de Tierra”. La cita es a las 20:00 horas en el Teatro Ángela Peralta. Entrada gratuita con boleto de control de acceso.
Edylin Zatarain y Carlos Zamora interpretan la coreografía de Carmen Werner, una pieza que aborda el viaje árido, arenoso y cíclico de la soledad, los anhelos, sueños y pesadillas que se viven al atravesar ese camino en el que todo estamos… la vida, la tierra.
En esta ocasión “Días de Tierra” es una adaptación de Carlos Zamora para dos bailarines, pues originalmente fue creada para siete personas en escena. La adaptación para dueto formó parte de un proyecto del FONCA en 2014. La obra ya fue presentada en foros nacionales e internacionales como Ecuador, Ciudad de México, Durango, Xalapa y Sinaloa.
También participan los artistas egresados de la EPDM: Alejandra Rivera, Oswaldo Gómez, Miguel Pérez, Wesly Miroslava Marroquín, Jess Humbphrey, Briseida López y Gerardo Sánchez.
Los boletos para asistir al Tercer Encuentro de Danza de Mazatlán no tienen costo y están disponibles en la taquilla del Teatro Ángela Peralta, abierta de 09:00 a 14:00 horas y de 16:00 a 19:00 horas.
EXPOSICION.- “Paisajes y Memoria” exposición de la Mtra. Martha Romero, artista en constante evolución y experimentación, será inaugurada el próximo jueves 28 de septiembre y permanecerá abierta al público hasta el 27 de octubre en la Galería Rubio.
“Paisaje y Memoria” despierta asombro con 26 cuadros en acrílico y hoja de oro y una instalación de 100 casas en miniatura.
En los cuadros se percibe la fusión entre arte y naturaleza en una feliz mezcla de colores vibrantes y un color dorado que evoca el intenso sol sinaloense.
El centenar de casitas es una metáfora de proteger nuestro entorno y a medida que se contempla nos traslada a un viaje por el tiempo en donde la memoria y el paisaje se entrelazan gracias a la magia del arte, así lo define la Mtra. Dina Grijalva, escritora, ensayista, profesora e investigadora en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Autónoma de Sinaloa.
Tiene 13 exposiciones individuales y ha participado en más de 100 colectivas, experimenta las diferentes disciplinas visuales como el videoarte, la fotografía, la instalación, el arte urbano, el arte objeto, arte textil, libro de artista, la pintura y el dibujo.
TENOR.- Antes de volver a Viena para cumplir compromisos profesionales el Tenor mazatleco Carlos Osuna la volvió a hacer en el Teatro Ángela Peralta pues la noche del domingo dejó al público encandilado con su concierto “Así suena el mariachi”.
Durante casi dos horas el artista de talla internacional deleitó a la audiencia acompañado por las voces masculinas del Coro Ángela Peralta, la mezzosoprano mazatleca Sarah Holcombe, el Ensamble Tradicional Mexicano y más de 700 almas que mantuvieron a su máxima capacidad el recinto cultural.
Abrió la noche “El son de la negra” del compositor Blas Galindo interpretado por el mariachi y bailarines del Ballet Folklórico del Instituto Municipal de Cultura, Turismo y Arte de Mazatlán.
Fue una noche de homenajes; al gran ídolo de México Pedro Infante se le recordó a través de canciones como: “Cien años”; “Amorcito corazón” interpretado a dúo con Sarah Holcombe y “Cartas a Eufemia”.
El artista de talla internacional dio muestra de su personalidad, magnetismo y carisma durante la producción de Raúl Rico González y Abril Márquez, con Multimedia de Karla Jaqueline Aguirre; Vestuario de Elisa Espinosa; Iluminación de Ángel Salomón y Sonorización de Ariel Villanueva.
Contento ante el lleno total del recinto Carlos Osuna mostró su don de gente durante todo el espectáculo pues en repetidas ocasiones pidió aplausos para el mariachi, dirigido Samuel Murillo, para el coro bajo la guía de Mary Murillo; para “Sarita (Holcombe)” y para el Ballet Folklórico dirigido por el maestro Javier Arcadia.
Las mejores canciones de Javier Solís, entre ellas “Sombras”, “En tu pelo” y “Silverio” de Agustín Lara dieron continuidad al programa mientras el público no dejaba de cantar.
Con “Camino real a Colima” de Rubén Fuentes el mariachi sonó en todo su esplendor para dar paso al homenaje al Charro de Huentitán, Vicente Fernández con la clásica “Volver volver”; de Martín Urieta interpretó “Mujeres Divinas” dedicada a todas las mujeres bonitas de México y “Perdón” acompañado por Sarah Holcombe.
Al finalizar el concierto el público pidió a gritos ¡Otra…otra!, el Tenor mazatleco no se hizo de rogar y acompañado por Sarah Holcombe complació con “Cielo rojo”, “Granada” y “Viva México” interpretadas también por el público que de puro gusto bailó y cantó hasta desgañitarse.
El ocaso de la agradable velada musical sorprendió con un “México lindo” arropado por los muchachos del ballet que de pronto se colocaron sobre los pasillos laterales de la sala principal ondeando cada uno la bandera nacional, mientras un lluvia de confeti bañaba a los presentes.
Veinte minutos después de la hora en la que terminaría “Así suena el mariachi” la gente se había puesto de pie y eufórica cantaba: “ay ay ay ay, canta y no llores” , era un gran coro que se escuchada en la sala y en los balcones, mientras a los protagonistas se unió la voz principal del Mariachi para cerrar de manera jubilosa esta fiesta mexicana.
PEPITO.- Casa Haas recibió al actor mazatleco José Alfredo Vergara con su obra unipersonal “Pepito”.
La historia fue creada y dirigida por el mismo actor cuya actuación generó un vaivén de emociones y conminó a la reflexión ante el cuestionamiento de ¿Qué hacer cuando la vida deja de ser un juego? La pregunta que todos en algún momento nos haremos.
Basada en hechos reales vividos por el actor la obra toca temas sensibles y fuertes de su vida, y conduce al espectador por un tobogán de emociones.
“Pepito” aborda la pérdida, cuenta la historia de un hombre cuarentón que fue pasando por diferentes procesos en su vida, desde la pérdida de regalos cuando era niño, duelos amorosos, superaciones personales, pérdida de seres queridos, desempleo, entre otros sucesos.
La obra sirve de catarsis para el actor, una herramienta terapéutica para sanar heridas emocionales y deja abierta la posibilidad de que entre el público, haya quien se sienta identificado con la historia.
