- El inmenso amor de los fans por Fernando Valenzuela obligó a los Dodgers a romper una tradición y retirar -más vale tarde que nunca- el número más querido de Los Ángeles
- Jackie Robinson fue el beisbolista más importante de la historia de los Dodgers y su número 42 es sagrado en el béisbol. Pero durante las pasadas cuatro décadas y fracción no ha habido una casaca más popular y significativa del ilustre equipo angelino que la 34. De lejos
(Especial de Ricardo López Juárez de IMPREMEDIA y LA OPINION LA).
La espera ha sido larga, eterna y por mucho tiempo inexplicable, pero este viernes 11 de agosto de 2023 llegó a su final. El número más famoso en la historia de los Dodgers de Los Ángeles será retirado para siempre en el estadio donde aquel humilde joven regordete y de “greña” alborotada, de nombre Fernando Valenzuela, produjo una revolución que trascendió al bello deporte del béisbol.
El número 34 aparece por todos lados cada noche de partido en Dodger Stadium y no es muy difícil encontrarse con alguna persona vistiendo orgullosa un jersey de Fernando Valenzuela por las calles del sur de California, o incluso en estadios de otros deportes.
Jackie Robinson fue el beisbolista más importante de la historia de los Dodgers y su número 42 es el más sagrado del béisbol. Pero durante las pasadas cuatro décadas y fracción no ha habido una casaca más popular y significativa del ilustre equipo angelino que la 34. De lejos.
El amor por Fernando se ha mantenido en lo alto con el paso de los años desde la “Fernandomanía” de 1981 y cada vez que el equipo proyecta en sus pantallas un video memorable del famoso “Toro de Etchohuaquila” -como fue bautizado por el legendario narrador mexicano Jorge “Sonny” Alarcón- el estadio se vuelve a emocionar y los fans a ponerse de pie para buscarlo y rendirse ante él.
Es una relación como ninguna otra en la que los fans se revitalizan con Fernando, sobre todo los latinos, y donde él se alimenta de ese cariño, eso sí, con la timidez de alguien que desde hace 42 años se ha visto permanentemente rodeado de seguidores que solo quieren demostrarle su admiración… y tal vez llevarse un autógrafo.
“Yo creo que es para todos ellos”, me dijo Valenzuela hace algunos meses acerca del significado de que su número 34 sea retirado por la franquicia y colgado sobre el graderío en la esquina del jardín izquierdo junto a las placas con los números de Pee Wee Reese (1), Tommy Lasorda (2), Duke Snider (4), Gil Hodges (14), Jim Gilliam (19), Don Sutton (20), Walter Alston (24), Sandy Koufax (32), Roy Campanella (39), Jackie Robinson (42), Don Drysdale (53) y las placas sin número pero con micrófonos de los cronistas Vin Scully y Jaime Jarrín.
“Yo no considero que es mi número”, agregó la leyenda de 62 años de edad. “La gente va a disfrutar de eso y ya ha habido reacciones y qué bueno, porque realmente yo creo que la afición de Dodgers, que siempre están ahí juego tras juego, tengan algo diferente, de diferentes jugadores que ellos admiran. Entonces para mí eso es lo máximo”.
Valenzuela lanzó para los Dodgers en 331 partidos (ganó 141) entre 1980 y 1990. Luego de que el equipo lo dio de baja y el sonorense se fue a probar suerte en otras franquicias, los Dodgers nunca hicieron disponible el 34 para otros peloteros. El número era intocable y los empleados de equipación entendían que, como en uno más de los códigos no escritos del béisbol, nadie más podría llevarlo en su uniforme.
Pero los Dodgers no retiraban el 34 porque ese honor estaba reservado, según su tradición, solo para sus leyendas entronizadas en el Salón de la Fama del Béisbol en Cooperstown. Tristemente, Valenzuela fue descartado muy pronto como candidato al recinto de los inmortales debido a la miopía de los electores -por no decir otra cosa-, que no le concedieron ni siquiera el porcentaje mínimo de votos para evitar que desapareciera de las boletas. Una vergüenza.
Los Dodgers se tardaron mucho en hacer una excepción y retirar el 34 de Valenzuela, un número plasmado debajo de un nombre que representan mucho más que un beisbolista; esa combinación significa historia, popularidad, legado, grandeza, identidad, orgullo latino y orgullo mexicano.
Fernando Valenzuela es tan, pero tan grande para los Dodgers y para la ciudad de Los Ángeles, que una noche de celebración y tributo no es suficiente, incluso tratándose del máximo honor que un deportista puede recibir de parte de su equipo como es la inmortalidad del número.
En un hecho que se antoja inédito, los honores para el “Toro” duran todo un fin de semana: desde la declaración del Día Fernando Valenzuela en City Hall de Los Ángeles y la magna ceremonia de retiro del número antes del partido contra los Rockies, pasando por la entrega masiva del “bobblehead” de Valenzuela el sábado, incluyendo el lanzamiento de la primera bola por parte de sus nietos, hasta cerrar el domingo con la entrega de una réplica del anillo de Serie Mundial de 1981, la joya de béisbol más preciada por Fernando, según me confió.
Hace varios años, tras mucho tiempo de considerarlo, me subí a la tienda de los Dodgers en el último piso del estadio. Tuve suerte de encontrar el jersey de los Dodgers de 1981 con el número 34. El precio de más de $400 dólares no me detuvo.
Este fin de semana, el jersey saldrá a la calle. Un 34 más en la ciudad.