Hay quienes nada hacen y todo les molesta.

  • Nadie podrá cuestionar que Iván Báez no sea un hombre de resultados y adore a su pueblo.
  • La población está contenta. San Ignacio requería volver a sentir ese dinamismo de un evento como la cabalgata.

Reza viejo refrán que el fruto de un árbol no debes de bajarlo a pedradas sino hacer el esfuerzo de alcanzarlo y disfrutarlo; lo mismo se aplica al ser humano.

Hay personas que no hacen algo por generar un fruto positivo de sus acciones; pero les molesta, frustra y amarga que otra persona lo haga.

No haces ni dejas hacer, gritaba a veces la abuela cuando alguno de nosotros andábamos chiroteando mientras otros de sus nietos hacían  o hacíamos labores del campo; y así hay muchos.

Iván Ernesto Báez Martínez, empresario y profesionista de toda su vida; después de su paso por la alcaldía de San Ignacio, se tomó un tiempo para si y los suyos, y regresa con nuevos bríos a lo que le ha caracterizado: trabajar por San Ignacio, no desde un partido, si no como ciudadano y emprendedor consciente.

Y que mejor, que reactivando la tradicional Cabalgata San Ignacio; suspendida por dos años pandémicos.

Tal fue el entusiasmo de miles que resultó un verdadero éxito que permitió la participación de más de dos mil cabalgateros no solamente de Sinaloa sino de los estados vecinos; además de la visita de más de 7 mil 500 personas a la cabecera reactivando la economía local  y dándole vida a uno de los municipios más queridos, históricos y tradicionales de Sinaloa.

El esfuerzo de los ganaderos, empresarios y un grupo nutrido de amigos de Iván Báez le generó diarrea a más de algún detractor, que en vez de comprarse un Pepto Bismol le dieron rienda suelta a su frustración vertiendo denuestos en las redes y sumándose a un libelo publicado recientemente en medio local.

Los resultados ahí están, hablan por sí solos. El esfuerzo de un grupo de amigos, de manea desinteresada, rindió frutos y estos no deben de ser derribados a pedradas.

La población está contenta. San Ignacio requería volver a sentir ese dinamismo.

Si la envidia fuera tiña como veríamos tiñosos.

Como profesionista, ganadero y empresario ha trascendido a base de esfuerzo y tesón; por ello cuando decidió participar en política poco antes del 2018 se metió con todo a ganar al campaña y a cambiar el rostro de su municipio.

“Yo no quiero huevones en mi gobierno”, fue una lapidaria frase con la que advirtió a sus compañeros de ruta que no iba a solapar sinvergüenzadas.

Cambiando San Ignacio, fue el slogan de su gobierno; y desde el principio se sintió el cambio; pues lo primero que habría de hacerse era generar tranquilidad y confianza en un municipio al que visitar daba temor.

Fue necesario hacer una reingeniería financiera; sanear la Junta Municipal de Agua Potable y Alcantarillado de San Ignacio; optimizar recursos y convertirse en un gestor incansable para atraer mayores y mejores obras para las comunidades, desde la más lejana y marginada hasta las escasas poblaciones urbanas.

Se debe de reconocer que el rostro de San Ignacio fue cambiando, a pesar de que se atravesó la pandemia.

Durante ese periodo pandémico se actuó de una manera muy responsable de la mano de una población entendida y solidaria.

Gestión incansable.

Con la visión empresarial para buscar resultados de mejora; tuvo el tino de convencer con sólidos argumentos de los beneficios que traerá para esta parte de la región, la construcción de la carretera San Ignacio – Tayoltita, San Dimas, Durango la cual fortalecerá la unión geográfica, económica y cultural de esta zona donde confluyen ambas entidades federativas.

Logró sumar el entusiasmo, primero del entonces gobernador Quirino Ordaz y luego del presidente Andrés Manuel López Obrador, quien instruyó se fueran asignando recursos para el avance de la obra.

Eso si, no falto una vival diputada federal, de esas que le tienen fobia a ir a territorio a trabajar a favor de la gente, en pretender apropiarse de la gestión. Olegaria se llama.

Fue en mayo de 2019 cuando se licitaron los primeros trabajos, mismos que iniciaron a finales de septiembre.

A Iván Ernesto Báez Martínez le tocó, como alcalde ser dos veces anfitrión del presidente López Obrador en sus visitas de supervisión a la obra: el 5 de diciembre de 2020 al Arroyo de San Juan y el 31 de julio de 2021 en San Juan.

“Tú estarás conmigo en la inauguración, le refrendó el Presidente. Es esa ocasión estuvieron presentes el gobernador saliente Quirino y el electo Rubén Rocha Moya.

Recordemos que el presidente es la persona mejor informada del país y sabe la calidad de la persona que tiene enfrente y con la que trata, de ahí la deferencia.

El aspecto solidario y humanista.

Cómo empresario y como dirigente ganadero y después cómo alcalde sanignacense; Iván Báez ha sido solidario con la población que ha tenido la desdicha de ser afectado por algún fenómeno hidrometeorológico; lo mismo se le vió llevando apoyo a municipios como Rosario y Escuinapa; y con mayor razón el suyo propio.

Lo mismo conduciendo maquinaria para abrir caminos que permitieran la salida de los pobladores en momentos de necesaria evacuación, que coordinando la apertura de albergues o refugios temporales que entregando la ayuda necesaria.

El espíritu solidario y de servicio lo trae marcado en su forma de ser y actuar; haya sido funcionario o como simple ciudadano; por ello no nos debe de extrañar que una actividad recreativa, sana y netamente familiar, cuyo objetivo fue y es el brindar un momento de solaz para los sanignacenses haya sido todo un éxito que incomodó a más de algún nifunifaico.

Si la envidia fuera tiña estaríamos viendo a algunos tiñosos.

Todo pa’ delante.

 

 

Scroll al inicio