- Costó 115 mil pesos y se construyó en terrenos de la primera Plaza de Toros.
- Iniciaron la construcción y hasta un año después expropiaron terrenos.
- Su primer remodelación se dio en 1952
Redacción.
Es una joya arquitectónica que no se puede apreciar en todo su esplendor por la saturación, por tanto cable volado; pero siguen siendo una obra emblemática que el día de hoy llega al aniversario 128 del inicio de su construcción, aunque su inauguración formal ocurrió en 1900.
Sin embargo, en el transcurso de esos cinco años entre el decreto de inicio a su inauguración, pasaron muchas cosas, muchos avatares.
Se decretó el inicio de construcción para sustituir al mercado Romero Rubio que se encontraba frente a la iglesia en la plazuela República; empero originalmente se pretendió construir en el polígono de las calles –hoy- 5 de Mayo, 21 de Marzo y Guillermo Nelson, sin embargo los dueños de las tres propiedades pretendían una indemnización de 8 mil pesos, cada uno, de aquellos años.
Por ello, finalmente se decretó iniciara la construcción en el lugar actual, donde en ese tiempo se encontraba la Plaza de Toros y aún así hubo quien hiciera mitote porque estaba “lejos” y era zona inundable.
Sin embargo fueron los propios vecinos de la Plaza de Toros reunieron 2 mil 650 pesos para ayudar al Ayuntamiento para el terraplén del terreno.
El 2 de marzo de 1896, los propietarios de la Fundición de Sinaloa presentaron al Ayuntamiento un presupuesto con costo máximo de $ 116 mil 453.40. Este se redondeó en 115 mil y fue aprobado por el Cabildo integrado por los regidores Francisco Mortero, Isaac Madrigal, Martiniano Carvajal, Perfecto Bustamante, Isaac Coppel, Pablo Hidalgo y Librado Tapia. El contrato se firmó el 19 de septiembre de 1896.
En el contrato se especificó, entre otras cosas: “El mercado tendrá una extensión de doscientos catorce píes ingleses por lado, columnas de enrejado de hierro con banqueta de diez pies de ancho; los techo serán de lámina acanalada, galvanizada, afianzada sobre viguetas de acero por medio de tornillos con arandelas de plomo y las viguetas atornilladas a los miembros principales o armaduras de acero de edificio. Las tijeras principales tendrán 67 pies cada una sus dos naves; en las cuatro esquinas habrá una pieza de mampostería, para tiendas; con cinco puertas cada una y medios puntos de hierro fundido con vidrios blancos, techos de madera; cada tienda tendrá un excusado de inglés de fierro fundido y sus dimensiones serán de veinte por treinta y seis pies ingleses. El edificio llevará sesenta y ocho vidrieras con armazones de fierro fundido y vidrios de tres centímetros de espesor.”.
Cabe señalar que se consiguió un empréstito de $ 115 mil pesos que lo hicieron en la forma siguiente: Francisca Rojas de Paredes 20 mil pesos; Guillermo Sowerbutts $ 30,000; Elorza, Lejarza y Cía 20 mil pesos; Hernández, Mendía Sucs $30 mil pesos y Francisco Echeguren, Hermán y Sorbinas $ 15,000, total $115,000.00, con lo cual se pagaría el costo de la obra, el terraplén del terreno y el valor de las expropiaciones. El empréstito pagará un interés del 9 % anual y estará garantizado por el mismo edificio del mercado. Con el 50 por ciento de los ingresos municipales que el mercado proporcione, se irá pagado el capital y los intereses hasta dejar totalmente la cuenta.
El mercado originalmente llamado Romero Rubio, cambió de nombre en 1913 al de José María Pino Suarez en honor al vicepresidente asesinado junto con Madero.
En el año de 1952 bajo el gobierno de Don Amado S. Guzmán e inaugurado en 1953.
A partir de ahí ha recibido leves mejoras.
Hoy el llamado, en su tiempo, “Gigante de Hierro”, orgullo de la costa del Pacífico en las primeras décadas del siglo pasado; sigue siendo un centro de abasto y de atracción turística.