Apoyada con un palo de trapeador para poder caminar, Gregoria Blanco Núñez, de 81 años, fue a buscar al Presidente Municipal porque se enteró que estaba en su colonia: Urias.
En una de las estrechas calles, el Alcalde la vio entre el tumulto de vecinos y directores del Ayuntamiento, le dio un cálido abrazo y la invitó a sentarse en la banqueta de una de las casas.
Ella le dijo que vive “solita”, que no quiere irse a un asilo de ancianos, pues con tristeza aseguró que su única hija la quiere sacar de su casa.
“No quiero irme a un asilo, quiero que me ayuden, que me trate bien mi hija. Estoy ´solita´, mi hija vive enseguida de mi casa, y lo único que quiero es que me ayude el Presidente”, expresó con voz entrecortada.
Gregoria perdió la vista de su ojo derecho, está enferma, además tiene una fractura en su muñeca izquierda a consecuencia de una caída.
Su situación conmovió al Alcalde. La volvió a abrazar y le estrechó su mano. De pronto salieron las sonrisas.
“No estás sola”, le dijo.
En ese momento, a Gregoria la atendió un doctor de Servicios Médicos Municipales.
Ella recibirá orientación jurídica en el caso de la vivienda que habita, una despensa alimenticia mensual, así como un bastón que le prometió el Presidente.
“Él (Alcalde) es muy buena persona, me ayudará. Tengo mucha fe en él porque apoya a mucha gente”, expresó.

