Ordenan extinguir el fuego de “las puertas del infierno”.

El cráter de Darvaza, en el desierto de Karskum, es una atracción turística popular en la república exsoviética que tiene 69 metros de ancho por 30 de profundidad y lleva 40 años ardiendo.

El presidente de Turkmenistán ordenó extinguir las “puertas del infierno”, un fuego que lleva décadas ardiendo en un enorme cráter de gas en el desierto.

Gurbanguly Berdymukhamedov quiere apagarlo por razones ambientales y de salud, así como parte de los esfuerzos para aumentar las exportaciones de gas del país.

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“Estamos perdiendo valiosos recursos naturales por los que podríamos obtener ganancias significativas y usarlos para mejorar el bienestar de nuestra gente”, dijo el presidente, en declaraciones televisadas.

Ordenó a los funcionarios “encontrar una solución para extinguir el fuego”.

Misterio

El misterio rodea la creación del cráter de Darvaza, en el desierto de Karakum.

Muchos creen que se formó cuando una operación de perforación soviética salió mal en 1971.

Entonces, geólogos soviéticos se habrían encontrado con una bolsa de gas natural que hizo que la tierra se derrumbara, formando tres grandes sumideros.

Para evitar que el metano se liberara a la atmósfera, una teoría apunta a que los geólogos prendieron fuego a uno de los sumideros, pensando que se quemaría en cuestión de semanas.

Pero el explorador canadiense George Kourounis examinó las profundidades del cráter en 2013 y descubrió que nadie sabe realmente el origen.

Según geólogos turcomanos, el enorme cráter en realidad se formó en la década de 1960 y empezó a arder en la década de 1980.

El cráter es una de las atracciones turísticas más populares de Turkmenistán, un país que solo recibe unos 6.000 visitantes al año.

Su resplandor nocturno fascina a los aventureros que se adentran en zonas inhóspitas como el desierto de Karakum, al que no es sencillo llegar.

Ha habido numerosos intentos de poner fin al fuego, incluso en 2010 cuando Berdymukhamedov también ordenó a los expertos que encontraran una manera de apagar las llamas.

En 2018, el presidente lo rebautizó oficialmente como el Resplandor de Karakum.

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